diario El Día 27 de junio 2011
El Obispo de Gualeguaychú, Monseñor Jorge Lozano, presidió la misa de cierre del “3er. Encuentro Nacional de Responsables Diocesanos de Pastoral de Drogadependencia”, que se realizó el fin de semana en Luján, provincia de Buenos Aires.
La misa se hizo ayer domingo 26 en la Basílica Nacional Nuestra Señora de Luján y estuvo concelebrada por el padre Basílicio Britez de San Justo, padre Gustavo Mendoza de Paraná, padre Orrego de Añatuya, padre Javier Ladrón de Guevara de la Pastoral Nacional Penitenciaria, padre Jorge García Cuerva de la Pastoral Nacional Penitenciaria y miembro de la Comisión de Pastoral de Drogadependencia, padre Osvaldo Del Piero miembro de la misma Comisión, padre Cristian de Corrientes y otros seis sacerdotes del país.
Durante la homilía de la celebración religiosa, Monseñor Lozano destacó el encuentro realizado en Luján y aseguró que el flagelo de las drogas “es una problemática muy seria, y los obispos estamos preocupados y doloridos porque vemos cómo tantos adolescentes y jóvenes pierden la vida por este drama”.
Y recordó las palabras del Papa Beato Juan Pablo II respecto a la drogadicción: “es como una mancha de aceite que se expande”.
A continuación parte de la homilía del Obispo Diocesano Responsable de la Pastoral Nacional de Drogadependencia, Monseñor Jorge Lozano:
Jesús está cerca y en los pobres
(…) La Eucaristía nos une en comunión con Dios y los hermanos, y nos impulsa al amor y al servicio.
Si comulgamos con Cristo Pan Vivo, lo servimos en los pobres. Nosotros mismos “nos hacemos pan”, nos transformamos en otros Cristos para servir y alimentar.
Jesús durante la Última Cena dijo a sus Apóstoles: “En esto todos verán que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros”. (Jn 13,35)
Jesús está también en los hermanos, especialmente en los pobres, los enfermos, los que tienen hambre, los presos, los que viven angustiados… Por eso nos enseñó en la parábola del Juicio Final: “lo que hicieron con uno de mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo”. (Mt 25, 40)
Y la carta de San Juan nos enseña y advierte que “el que dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su hermano, al que ve, es un mentiroso”. (I Jn 4,20) La autenticidad y el valor de nuestra fe se mide —se comprueba— por el amor a los que sufren.
Si nos arrodillamos ante la Eucaristía, pero despreciamos a los pobres, esa rodilla en tierra es teatralización, es una fe “de plástico”, es una imitación barata de culto a Dios, pero no es fe cristiana. Hoy queremos renovar nuestra fe y nuestro amor a Jesús.
En todo el mundo el 26 de Junio fue instituido por Naciones Unidas como “Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”. En esta misa estamos participando delegados de las diócesis que trabajamos en pastoral de adicción a las drogas. Es una problemática muy seria. Los obispos estamos preocupados y doloridos porque vemos cómo tantos adolescentes y jóvenes pierden la vida por este drama. El Papa Beato Juan Pablo II decía que la drogadicción “es como una mancha de aceite que se expande”.
Estuvimos rezando, reflexionando, compartimos experiencias e inquietudes.
En esta misa venimos como peregrinos, como todos ustedes, para pedirle a la Virgen de Luján nos fortalezca en este compromiso que asumimos en el servicio a los hermanos.
- A ustedes les decimos, cuenten con nosotros, cuenten con la Iglesia, que ama la vida, que ama a las familias, y en especial a los que más sufren.
- A los jóvenes les decimos que Jesús los ama de verdad, y nosotros, la Iglesia también. La vida es un regalo hermoso de Dios, no la tires por la ventana.
- A los traficantes les pedimos, por favor, paren la mano, paren de vender muerte, violencia, angustia. Basta de mandar jóvenes al Hospital, a la cárcel o al Cementerio. A los jóvenes queremos verlos estudiar, trabajar, jugar, formar familia. ¿No se dan cuenta de que destruyen familias? ¿No tienen hijos, hermanos, mamás? Por el amor de Dios, por el amor a la Virgen y a todos los Santos, ¡basta de muerte!
- A los corruptos que son sobornados o coimeados les digo que tienen en sus manos dinero manchado con sangre joven e inocente. ¡Conviértanse! Jesús los llamó razas de víbora, sepulcros blanqueados. Pensá que ese auto que manejás, ese lujo que te das lo compraste con la vida de un hermano, un hijo de Dios y de la Virgen.
Dios nos enseña a ganar el pan con el sudor de la propia frente, no haciendo bolsa a los demás.
- A los funcionarios, legisladores, médicos, tengan ánimo y redoblen esfuerzos para una vida digna, que valga la pena. Sin exclusión ni hambre. No tengan miedo de decir la verdad y promover la justicia.
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